Inmigrantes Indocumentados en Estados Unidos: ¿Quién los Protege?
Con la reciente victoria de Donald Trump como presidente electo de los Estados Unidos, el tema de la inmigración cobra un protagonismo único.
Indocumentados
¿Quién vela por estas personas? ¿Quiénes son?
Podríamos definirlos como aquel grupo de personas que no tienen un estatus migratorio activo porque ingresaron al país sin autorización, o, si en algún momento lo tuvieron, lo perdieron.
¿Un grupo de personas que no tiene los recursos para nacionalizarse en otro país? ¿Un grupo de criminales? ¿Un grupo de personas que buscan una vida mejor? ¿Quiénes, en verdad, logran esa mejor vida?
En mis seis años viviendo en los Estados Unidos, solo me he encontrado con gente trabajadora. Personas que han sacrificado sus vidas para brindarles un futuro a sus hijos, quienes ahora son ciudadanos americanos y merecen ese porvenir.
Forzados a irse
La migración forzada implica que las condiciones en el país de origen no son óptimas para vivir, ya sea por motivos políticos, criminalidad, narcotráfico o pobreza extrema.
Sin inmigrantes indocumentados, no tendríamos a millones de personas nacidas aquí que están contribuyendo a la construcción de este país. Sin inmigrantes indocumentados, no habría millones de fábricas produciendo para empresas estadounidenses.
Deportar a 11 millones de personas indocumentadas implicaría dejar a hijos sin padres y a empresas sin trabajadores. De estos 11 millones, la gran mayoría ha vivido en este país por años, huyendo de gobiernos corruptos latinoamericanos que solo se enriquecen mientras reparten miseria al pueblo. ¿No te irías tú también de un país con altas tasas de criminalidad y pobreza?
¿Quién los ve? Entonces, ¿no tener estatus migratorio significa no tener derechos?
Sin garantías
Deberíamos centrar la mirada en reconstruir la democracia en el mundo. Deberíamos asegurarnos de que las condiciones en cada país sean las adecuadas, para que nadie se vea obligado a irse.
¿Y si abrimos caminos para que estas personas se legalicen antes de expulsarlas?
Las personas que dejamos un país lo hacemos con el profundo vacío de no saber cuándo volveremos. Ese sentimiento solo lo entendemos quienes hemos partido, quienes estamos lejos de la familia y la cultura, en un país donde se habla otro idioma. ¿Quién quiere dejar su lugar de origen para ponerse en riesgo en un lugar donde ya no puede ser él mismo?
Aventurarse a lo desconocido no es fácil. Por supuesto que queremos mejorar nuestras condiciones de vida, pero ese camino es incierto. Ese “sueño” es un acto de fe, porque no hay garantías de nada.
Tengo que soportar delitos, tengo que soportar malos jefes por miedo a ser detectado.
Para más detalles sobre las propuestas de Trump en cuanto a inmigración, recomiendo este reportaje del Times.